Tengo pendiente desde hace tiempo escribir éste post de
cuando estuve en París, pero lo estaba retrasando porque no teníamos por escrito la
descripción de los platos.
Tenía mucha ilusión por conocer el Agapé, me hablaron
maravillas de él y del que era su Chef, el Señor David Toutain. Por lo que sé ya no lleva la cocina, pero aun y todo no quise perder la oportunidad de cenar en su restaurante durante mis últimas vacaciones, asique hice la reserva con tiempo y allí que
me plante una fría noche de sábado.
El local es muy pequeñito, la verdad no da para mucho pero completamente abierto para que desde cualquier punto de la sala veas la cocina y a los chicos en plena acción.
Me recibieron y me sentaron en “mi silla”. Si si, lo que
habéis leído, silla. La mesa principal de restaurante es alta y larga. Todos
los comensales compartimos prácticamente la misma mesa. A mí me toco entre un
Coreano y un grupo de amigas cuarentonas que se lo estaban pasando bomba.
Tienes dos opciones a la hora de elegir tu menú, corto o
largo. Como siempre decidí el largo y con el suplemento de la trufa.
Antes de empezar a cenar le pregunté a la maître si al final de
la cena me podría facilitar la descripción de los platos, su respuesta fue
rápida y clara, NO. Que ya me describían los platos en inglés y me dejaban
sacar fotos, que con eso ya tenía. Después de escuchar lo que me acababa de
decir os podéis imaginar lo contenta que empecé la cena.
Me preguntaron alergias y gustos, comenté lo de siempre, nada de huevo ni jamón.
Os diré que los platos eran espectaculares en presentación y sabor, fantásticamente bien cocinados y bastante rápidos en servicio. Daba gusto ver trabajar a los chicos desde “mi silla” situada al ladito de la cocina.
Los únicos que hacían esfuerzos para que entendiese los platos eran los camareros ( pero sólo los chicos ) tengo que decir que muy atentos conmigo y encantadores. No así como la SEÑORITA NO que me “susurraba” al oído en un tono medio alto los platos con su inglés a toda leche invadiendo mi espacio personal y mientras rozaba con su rubio pelo suelto los platos que me iba a comer.
Seguimos cenando y me ponen delante de mis narices un puñetero huevo asado a baja temperatura, de esos que justamente he dicho que no me pusieran, la SEÑORITA NO tuvo el detalle de dirigirse al jefe de cocina el Señor Gaetan Gentil y comunicarle que no comía huevo.
A todo esto, yo ya disfrutaba de mi cena hasta que al quinto plato me da por pedir pan para untar la salsa, la respuesta de la camarera fue que hasta el siguiente plato no tocaba ponerlo. Parece ser que no es importante que el comensal quiera pan en mitad de una degustación aunque no corresponda en ése momento porque no me lo pusieron hasta que llegaron las mantequillas aun habiéndolo pedido. Vamos, que les dió igual que me quedase sin untar la salsa, pues que sepan que me dejaron con las ganas.
La forma de tratar la maître a sus empleados y la manera de mirarlos me hizo recordar a una antigua encargada mía, de esas que se creen que lo saben todo y no tienen ni idea.
La profesionalidad que demostró cuando la vi cortando el queso ( uno de los postres ) comerse algunos cachitos para posteriormente contemplar cómo se metía los dedos a la boca y rechupetearlos me dejó sin palabras. Si lo llego a saber os lo grabo en video.
Pena tener que hablar tan mal de un servicio y de un muy
incómodo local teniendo una comida de tres estrellas y encima poder disfrutar
de la maravilla de ver cocinar a éstos chicos en directo.
Quiero hacer constar que me puse en contacto con el actual jefe de cocina para expresarle mi mala experiencia por parte del personal. También para pedirle la descripción de los platos que se negaron a darme aquel día y poder ponerlos en éste post diciéndome que me los haría llegar encantado hasta en tres ocasiones. Dado que parece que pasa del tema os presento el post incompleto, dejad volar vuestra imaginación para adivinar lo que comí.
Pero a pesar de todo doy la enhorabuena a las personas encargadas de crear estos platos y los animo a que sigan adelante con el proyecto pero con el más respetuoso consejo de mejorar la atención en sala, pues los 177 euros que se pagaron por menú ( bebiendo sólo agua ) se merecen otro trato, sevicio, detalles con los clientes, protocolo y otro local para atender correctamente las necesidades de un restaurante de éste nivel.
Aun y todo no me arrepiento de la experiencia y pensaréis que soy masoca diciendo ésto después de lo que os he contado, pero repetiría.